Claudio Schiveci
Si uno titula, la alcaldesa de Puerto La Cruz, los lectores ni pendientes, es más ni saben quién es, tenemos que agarrarnos del nombre de la legendaria luchadora chavista para llamar la atención de lo que se está viviendo en la actualidad en esta ciudad oriental.
Herminia Martínez llenaba muchas expectativas, el timbre de voz y la seguridad al hablar proyectaban una capacidad que nunca pudo demostrar en la práctica.
El municipio Sotillo del estado Anzoátegui, una vez famoso en Venezuela y el mundo por toda su potencialidad turística, industria petrolera, pesquera y desarrollo cultural entre otras grandes características.
Hoy por hoy se encuentra estático, no se notan signos de preocupación ni ocupación por parte de su alcaldesa Herminia Martínez, en contraparte las constantes manifestaciones de las comunidades por mejoras son inmediatamente reprimidas por los cuerpos policiales.
Así se vio en el Terminal de Pasajeros en momentos que los empleados de esa institución pedían la salida del director, por no aguan ar las humillaciones del funcionario, conminando a la alcaldesa a que lo sustituyera, pues fue ella quien lo nombró.
El mercado municipal sirvió en otras ocasiones de punto de apoyo para candidatos a alcaldes, al contar con la participación activa de los integrantes del mercado en la campaña de los políticos, tal como sucedió con Nelson Moreno.
En cambio con esta joven ha sido imposible mantener buenas relaciones con los expendedores de alimentos, allí manda una banda denominada “Bola de Burro”, la que ocasiona robos, prostitución infantil, rompen los candados de los locales, asaltan a los camioneros etc., manteniéndose un caos general.
Quizás el único acercamiento que tuvo la alcaldesa porteña con la comunidad fue el de un programa radial que hacía con el hoy protector del estado, este último no asistió más.
Uno supone por no estar de acuerdo con el filtro puesto en práctica en las llamadas en donde se le interrogaba al oyente antes de sacarlo al aire para saber si iba a criticar o denunciar.
Ya la gente los conocía y una señora digo un día irónicamente que llamaba para felicitar a los jóvenes de Somos Venezuela a quienes el gobierno les entregó unas Canaimitas, afirmando que no se las merecían porque ellos no hacían nada por los vecinos, y a ella como jefa de calle no le habían dado nada.
Igualmente el sector rural parece que perteneciera otro municipio, completamente abandonado, sin dolientes y el estado de las calles de los sectores populares completamente deterioradas.
Pareciera que la alcaldesa Herminia Martínez disfruta el momento, se vanagloria de haber llegado a ser la primera autoridad de un municipio tan importante, nunca estuvo apegada a su gente, ella es producto de una imposición de Diosdado, no hizo vida activa allí mucho menos acción social o política.
A la funcionaria le sucede como aquellos jugadores que se ganan el premio gordo y comienzan a repartir el dinero dándose cuenta al final que quedó limpio, pero se dio el gusto de haber sido millonario por un día.
Al inicio de su gestión suponíamos que buscaría la gobernación, pero que va, se enclaustro en las cuatro paredes de su oficina que ni siquiera se nombra para la reelección.
Si su tía Lina Ron y su abuelo copeyano Manuel Ron Chira estuviesen vivos, difícilmente vendrían a brindarle su apoyo o felicitarla.